viernes, 16 de octubre de 2015

Los ciberadictos empiezan a llegar a las consultas para recuperar la vida real
 
Los ciberadictos empiezan a llegar a las consultas para recuperar la vida real
 
 
 
La unidad de Juego Patológico del hospital de Bellvitge ya atiende a 52 adictos a las redes sociales. No son muchos, pero ya suponen el 2,1% de los pacientes que tratan. "Cuesta mucho llegar al tratamiento, porque no es fácil reconocer que uno tiene un problema por su manera de usar internet y que necesita ayuda para salir", explica la doctora Susana Jiménez, la responsable del equipo.

Llegan hasta esta unidad -es la más potente, pero en Catalunya funcionan otros seis equipos expertos en este tipo de adicciones- arrastrados por la familia o al menos, empujados por ella. Porque la diferencia principal entre un uso exagerado de todo lo que te puede dar una pantalla y ser un adicto se encuentra más en lo que se deja de hacer que en lo que se hace.

"Me di cuenta un día que había dejado de hacer tortilla de patatas a cambio de algo rápido a la plancha para ponerme ante el ordenador; había dejado de pasear el perro con mi marido, ya no veíamos la tele juntos por la noche y llegaba a ponerme el despertador a las cinco para cuidar mi huerto en Facebook antes de ir a trabajar", describe M. A., 52 años, un buen empleo, casada desde hace 31 años y dos hijos en casa pero independientes económicamente.

"Tienes un problema cuando el día no puede empezar sin encender la pantalla (del móvil, del ordenador, de la tableta) para mirar mensajes o consultar correos, la cuenta de Facebook, los tuits", enumera la psiquiatra de la unidad de Bellvitge. "Cuando esa conexión es la primera actividad de tu día y probablemente la última, cuando la vida on line pasa por delante de todo lo demás y llegas a abandonar el resto de tu vida off, la de comer, dormir, cuidar a los niños, acompañarlos en los deberes o charlar con los compañeros durante el almuerzo, sufres una adicción, estás enganchado".
 
 

 

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